Azul Filipponi
Real Madrid recibía al Manchester City en el Santiago Bernabéu para disputar las semifinales de ida de la UEFA Champions League.
El encuentro arrancó algo flojo, ambos equipos se neutralizaban mutuamente, los merengues se enfocaban más en defender que atacar y los citizens practicaba su “tiki-taka”. Hubo un tiro de parte de cada uno pero los porteros hicieron su trabajo y el marcador se mantenía en ceros.
Hasta el minuto 36, cuando Eduardo Camavinga hizo una acción buenísima y me mandó una asistencia a Vinicius Junior quien sin trabajos tiró y puso al Madrid por encima en el resultado.
Pasó el medio tiempo y al regreso, los de Pep Guardiola se veían más inspirados, atacaban de forma más directa hasta que en el minuto 66 Ilikay Gündogan robó el balón en el centro del campo y le mandó un pase a Kevin De Bruyne, para que el belga se desquitara con Thibaut Courtois y clavara el esférico en su portería con una patada de primera intención con la parte externa.
Al brasileño le llovían piernas y patadas, se entiende porque es la única manera de frenarlo, algunos como Bernando Silva se llevaron una amarilla con tan de frenar a la bestia.
En los últimos minutos, Aurelien Tchouameni no se daba por vencido y lanzó un tiro de larga distancia para intentar el 2-1, pero Ederson estiró todas sus extremidades y mandó el balón a tiro de esquina.
Erling Haaland, la esperanza de gol del City fue neutralizado prácticamente todo el partido y tocó muy pocos balones, solo es cosa de esperar a ver si en su propia casa puede hacer a lo que nos tiene acostumbrados.
Así terminó el encuentro, dividieron goles y nadie por ahora es favorito, la próxima semana se jugará la vuelta en Manchester y se definirá un finalista para viajar hacia Istambul.
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